martes, 5 de febrero de 2008

Viviendo en Simulación, Parte I

¿Acaso vivimos en una simulación creada por una supercomputadora, en la que todo lo que ves es una renderización de algo que crees percibir y tocar, tomar, comer o beber? ¿Acaso nuestra existencia es un mero conjunto de señales electrónicas generadas por una computadora, al igual que tus pensamientos, sentimientos y creencias?, ¿acaso todo esto te suena conocido?

Efectivamente, esa fantasía fue eje central de la película The Matrix, y a algunos les gustó, a otros no, y ya... ¿o no?, pues no... al parecer no.

Resulta que desde hace unos años un profesor e investigador de la Universidad de Oxford ha estado postulando la idea (seriamente), de que sí, es muy posible que el mundo que vemos, percibimos y en el que nos desarrollamos, no sea nada más que una ilusión creada por una computadora (o algo así).

Este señor se llama Nick Bostrom (sueco de nacimiento, por cierto), y desde el 2003, año en que publicó su hipótesis en el Philosphical Quarterly, sus ensayos e ideas han estado circulando en la red y en publicaciones como el New York Times, acerca de que, matemáticamente, existen altas posibilidades de que el universo sea el pasatiempo de algún despistado que al parecer, no tiene nada mejor que hacer.

A diferencia de The Matrix, sin embargo, las ideas de Bostrom no proponen que nuestros cerebros estén siendos mantenidos en tanques para producir energía, como en la mencionada película, lo cual según Bostrom es una noción ridícula.

Antes de descartar la idea de vivir en una simulación de computadora como una mafufada (entiéndase mafufada como mamarrachería, o, para que se entienda mejor aún, una jalada), habría que leer con detenimiento lo que dice Bostrom y... tal como me pasó a mí, dejarse seducir por la idea de que, de alguna manera, puede que tenga razón...mmmmhh, y sí, lo digo en serio.

Primero hay que entender que esta idea no es necesariamente nueva. Desde Platón con su alegoría de la caverna, las paradojas de Zenón de Elea, o el Budismo y su visión del mundo como un engaño de los sentidos, la idea de que nuestro mundo, lo que percibimos y señalamos como nuestra realidad es más bien una ilusión, es una idea recurrente de la filosofía de varias culturas.

Podría decirse que la hipótesis de Bostrom añade un twist a la idea de que el mundo es ilusorio, tal vez desde el punto de vista de una sociedad que avanza en materia de tecnología a paso desmedido (tal vez sea el único campo en el que lo hacemos), lo cual nos obliga a replantear la existencia de nuestro universo desde la perspectiva de una sociedad tecnológica, por eso la mención de computadoras y simulaciones.

Regresando a Bostrom, interesante sería primero, para entender su pensamiento, analizar la manera en que llega a su hipótesis. Él plantea tres premisas:

1. Casi todas las civilizaciones en nuestro estado de desarrollo se extinguen antes de volverse tecnológicamente maduras.

2. La fracción de civilizaciones maduras tecnológicamente que sobrevive, no están interesadas en desarrollar simulaciones de sus antepasados.

3. Es casi seguro que estás viviendo en una simulación de computadora.

Si descartamos las dos primeras premisas como falsas, la tercera nos remitiría a admitir la posibilidad de que vivimos en una simulación. Su ensayo, junto con sus deducciones matemáticas se encuentran aquí.

Ahora bien, Bostrom supone que en el futuro, si la civilización no se destruye antes a sí misma, habrá suficiente poder computacional para correr simulaciones de todos los cerebros en el mundo, y que humanos avanzados, o post-humanos como el los llama, estarían dispuestos a correr simulaciones de sus antepasados por razones de estudio o entretenimiento, a menos de que estas civilizaciones se prohibieran a sí mismas hacer semejante cosa por motivos éticos o por falta de interés en hacer semejante cosa.

Si estos humanos se siguen pareciendo a nosotros, sin embargo, Bostrom duda que no falte alguien quien lo quiera hacer. Tan sólo hay que ver el enorme éxito de sitios como Second Life (sitio de la red popularísimo en EEUU y Europa, en donde uno literalemente lleva una vida virtual en un mundo virtual en el que puede uno desde comprar propiedades, hasta crear una empresa, ir a clases o casarse), o juegos como SimCity o World of Warcraft.

Ahora bien, no hay que confundir la Realidad Virtual con la Realidad Simulada, que se diferencian en el hecho de que la Realidad Virtual la podemos reconocer fácilmente, sabemos diferenciarlas vamos, pero dentro de la Realidad Simulada no tendríamos manera de determinar que estamos viviéndola.

Regresando a Bostrom, el asume que en un momento dado, habría tantas simulaciones corriendo de los antepasados de estos post-humanos, que antepasados reales, lo cual, por un principio de indiferencia, nos llevaría a deducir que existen más posibilidades de ser una mente simulada que una real.

Ahora bien, si Bostrom tuviera razón, ¿qué significaría para el mortal común el hecho de vivir en una simulación de computadora?


¿Habría que aceptar que nuestras existencias no tienen sentido, o que podemos salir en este momento y hacer lo que nos dé la gana, ya que no hay implicaciones éticas o morales en ninguna de nuestras acciones?


Estas ideas y otras más en el próximo posteo.